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Hace años, Willa Lucero era una leyenda del rodeo. Volaba entre los barriles… hasta que una desgracia familiar la sacó del circuito. Ahora es madre soltera, dueña de un rancho al borde del abismo y una mujer reservada a quien le cuesta confiar. Sobrevive domando caballos difíciles y dando algunas clases a jóvenes jinetes.

Cuando T-Lee, la creadora de contenidos que empieza a revolucionar la imagen de la cuenca de Tularosa le propone crear una serie de vídeos para relanzar su rancho, las reglas de Willa son innegociables:

Nada de que sus hijos aparezcan ante la cámara. Nada de hurgar en su brillante pasado en los rodeos.

T-Lee también tiene una regla. Inquebrantable. Nunca enamorarse de quien te contrata.

Fácil.

Hasta que empiezan a entrenar a Víbora, una yegua excepcional y herida. Con profundas cicatrices que reflejan las de Willa.

Entre sesiones de entrenamiento con la yegua, risas en la cocina y una feria del condado en la que comparten habitación, la línea entre trabajo y algo más empieza a desdibujarse.

Cuando uno de los vídeos se hace viral, las cosas se complican demasiado.

El vídeo se malinterpreta.

Su madre aparece de pronto.

Todo por lo que ha luchado está en peligro.

Nota: se trata de una historia independiente, pero se entiende mejor si se lee antes el primer libro de la serie Senderos de Tularosa, “Heredarás la tormenta”.